Las sombrillas de playa representan un peligro ignorado, pero un nuevo estándar podría ser fundamental
Si nos regimos por el dinero, el turismo de playa es uno de los mercados de más crecimiento del mundo, con ingresos mundiales que se prevé superen los 250.000 millones de dólares en los próximos 10 años, según Future Market Insights, Inc. Solo en Estados Unidos, se calcula que 180 millones de personas visitan las playas cada año en cerca de 2.000 millones de ocasiones, según The Center for Conservation Biology. Muchas personas pasan tiempo en muchas playas de todo el mundo.
Por lo tanto, no sorprende que el mercado de las sombrillas de playa, ese accesorio veraniego siempre presente, experimente en simultáneo un enorme crecimiento. Dado que los bañistas buscan cobijo del sol y el viento mientras disfrutan del verano, Data Bridge Market Research prevé que el mercado de las sombrillas de playa alcanzará los nueve mil millones de dólares en 2030 y, como el turismo y la población aumentan cada año, es probable que el mercado no se detenga ahí.
Tal como ocurre con la mayoría de las actividades cotidianas, el aumento de la cantidad de personas suele ir acompañado de un incremento de los accidentes y de la necesidad de seguridad. Y el mercado de las sombrillas de playa no es una excepción, ya que la Comisión de Seguridad de Productos de Consumo de Estados Unidos (CPSC) informa que los incidentes relacionados con sombrillas de playa provocan el ingreso hospitalario de alrededor de tres mil personas al año. Entre al Comité de productos de consumo (F15) de ASTM International y su subcomité de sombrillas (F15.79) que trabajan para que las playas sean más seguras.
Los peligros
Según Bill Schermerhorn, presidente del subcomité F15.79 y presidente de BeachBub USA, muchos desconocen los peligros a los que pueden enfrentarse en su excursión a la playa. “Las personas no dimensionan el peligro que representan las sombrillas de playa llevadas por el viento”, explica. “Cuando el viento hace vibrar el poste, este comienza a inclinarse y el viento lo arrastra fuera del agujero. Y eso se convierte en un proyectil que se desplaza por la playa con un toldo y una jabalina atados a él”.
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Schermerhorn afirma que fue testigo directo de los peligros y que eso lo llevó a tomar medidas, no solo dentro de ASTM en el desarrollo de nuevos estándares, sino también como empresario, en la creación de nuevos productos para reducir el riesgo.
“Me convertí en un defensor de la seguridad de las sombrillas de playa a raíz de un terrible accidente ocurrido en 2009, cuando mi esposa y yo presenciamos cómo una sombrilla de playa con un anclaje metálico de rosca salió volando por la playa”, explica. “Golpeó a una niña de siete años en la cara y no podía creer lo que había visto. Así que inmediatamente empecé a pensar en la forma de evitar que eso ocurriera”.
El resultado, en 2024, es la especificación estándar de seguridad del consumidor para sombrillas de playa y dispositivos de anclaje (F3681), que define métodos de prueba y etiquetado para ayudar a que las sombrillas de playa sean más seguras. Pero también llevó a una fatídica asociación con otro defensor de la seguridad de las sombrillas de playa, alguien que conoce los peligros de primera mano por un accidente sucedido en 2015.
Convertirse en defensor
La vida de Ed Quigley cambió para siempre cuando fue a la playa a pasar un día de sol y olas el 7 de julio de 2015. “Estaba sentado en una silla de playa en la playa de Bethany, en Delaware”, cuenta Quigley, ahora retirado, pero miembro activo del F15 y del subcomité de sombrillas. “Mi cuñado gritó: ‘Una sombrilla se está saliendo de la arena’. Giré la cabeza hacia la izquierda y vi que se levantaba y se dirigía directamente hacia mi. Y, en cuestión de segundos, atravesó mi ojo izquierdo y traspasó la cavidad cerebral. No sé cómo, pero por la adrenalina, conseguí agarrarla con la mano izquierda y lanzarla lejos de mí mientras rodaba”.
Se espera que las partes interesadas cumplan el nuevo estándar de forma voluntaria, lo que redundará en playas más seguras.
Quigley fue declarado muerto en el quirófano, pero después de una larga recuperación en la que perdió el ojo izquierdo, se dedicó a buscar soluciones y a ayudar a que otros no tuvieran que pasar por lo mismo que él y su familia. Ese camino lo llevó al Capitol Hill y, finalmente, a ASTM.
“Tim Kaine y Mark Warner escribieron una carta, junto con Cory Booker, a la CPSC para solicitar que se hiciera algo para que las sombrillas de playa fueran más seguras”, explica. “Y esa carta es la que puso en marcha el recorrido hacia este estándar de seguridad”.
El estándar ya se ha publicado y se espera que la adopción voluntaria de este estándar contribuya a que haya más seguridad para los bañistas, declara Quigley. “Así que trabajamos en el estándar durante cerca de tres años para llegar a un punto en que consideramos proporcionaba cierta seguridad y fuera posible que fabricantes y minoristas o distribuidores que quisieran probar sus productos lo implementen”.
El estándar
Como ya se indicó, el estándar F3681 es muy completo e incluye tanto los métodos de prueba como el etiquetado de las sombrillas de playa. Los métodos de prueba, desarrollados por ingenieros de la Comisión para la Seguridad de los Productos de Consumo (CPSC), son especialmente interesantes y fijan muy alto el nivel de la seguridad. Quigley resume el estándar, mientras que Schermerhorn entra en más detalles.
“Hay dos pruebas en el estándar y, si la sombrilla y el sistema de anclaje pasan las pruebas, cualquiera de las dos, entonces cumplen con el estándar de seguridad”, amplía Quigley. “Y hay etiquetas específicas que pueden emplearse para indicar dicho cumplimiento. Entonces, está la etiqueta de advertencia, como la que hay en un cortacésped”.
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Según Schermerhorn, la primera prueba se aplica a las sombrillas de menos de 7.5 pies de diámetro, que representan aproximadamente el 95 % de las sombrillas del mercado. La prueba requiere que una sombrilla soporte 75 libras de fuerza (similar a una ráfaga de viento muy fuerte que puede haber en una playa). La prueba es más bien un ensayo de tracción en lugar de un ensayo en túnel de viento, lo que es importante desde el punto de vista de la complejidad para los fabricantes.
El producto debe demostrar si un dispositivo o base de anclaje también cumple con las especificaciones. “Para los fabricantes, la prueba no es solo para las sombrillas, sino para la base o el anclaje que sostiene la sombrilla”, explica. “Si pasan la prueba, pueden poner una calcomanía de cumplimiento en el producto real”.
En cuanto a la segunda prueba, se aplica a una cantidad menor de sombrillas del mercado y requiere una prueba de túnel de viento.
“Bien, existe una segunda prueba en caso de que la sombrilla mida más de 2,9 metros”, específica. “Y, para sombrillas de ese tamaño, se debe hacer una prueba en túnel de viento. La prueba en el túnel de viento tiene parámetros totalmente diferentes: debe buscarse un túnel de viento en el que se pueda preparar el terreno tal y como se establece en el estándar y superar la prueba. Es muy detallado y el objetivo específico es instruir a los fabricantes de sombrillas o de bases sobre lo que deben hacer para cumplir con los requisitos de ese tamaño de sombrilla”.
Pasos siguientes
En adelante, como ocurre con la mayoría de los estándares voluntarios, se espera que la existencia del estándar estimule a los fabricantes a adoptarlo y utilizarlo, con lo que la seguridad se convertirá en una prioridad. En cuanto el estándar esté en el mercado y haya concienciación, comenta Schermerhorn, “todos deben tener un sentido de la responsabilidad, desde el bañista hasta el municipio, el complejo turístico, la empresa de alquiler de sombrillas, el distribuidor, el minorista y el fabricante. Ahora es generalizado”.
Al emplear el estándar como guía, en teoría, se podrá restringir de las playas el uso de sombrillas y dispositivos de anclaje que no cumplan la nueva reglamentación.
Quigley coincide en que la toma de conciencia de los peligros por parte de los consumidores y la adopción del nuevo estándar por parte del mercado serán los factores más importantes para reducir futuros accidentes. “Antes de mi accidente, no creía que las sombrillas de playa fueran peligrosas. Cuando veía una que volaba por la playa, la tomaba, la cerraba, se la devolvía a la persona y le decía: ‘Que tenga un día excelente’. Pero estos accidentes se pueden evitar”. ■
David Walsh es director de edición de Standardization News.