Productos infantiles más seguros y transpirables

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Los estándares dedicados a la firmeza y transpirabilidad de los productos infantiles buscan disminuir el riesgo para los bebés.
POR:
KATHY HUNT

Los padres y cuidadores tienen la enorme responsabilidad de mantener sanos y seguros a los bebés. Sin embargo, a veces, a pesar de todos los esfuerzos, se producen accidentes. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) informan que, en 2022, unos 3700 niños murieron en EE. UU. por sucesos inesperados, como asfixia y estrangulamiento accidentales en la cama (accidental suffocation and strangulation in bed, ASSB) y síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL). Definido como la muerte abrupta e inexplicable de un niño menor de un año, el SMSL se cobró 1518 vidas en 2022.

El SMSL suele producirse durante el sueño y no tiene una causa específica, pero en investigaciones, se ha demostrado que algunos factores del sueño pueden aumentar su probabilidad. En particular, en el SMSL y el ASSB, las deficiencias respiratorias desempeñan un papel muy importante. La ropa de cama blanda puede presionar la nariz y la boca del bebé, y restringir el flujo de aire. Como un bebé no puede levantar la cabeza fácilmente y salir de esta posición ni apartar la ropa de cama, aumentan las probabilidades de asfixia.

Para reducir este riesgo, en otoño de 2024, el Comité de productos de consumo (F15) de ASTM International introdujo un subcomité dedicado a la firmeza y transpirabilidad de los productos infantiles (F15.12). El grupo se originó en el subcomité de ropa de cama para bebés (F15.19), a partir del reconocimiento de que las pruebas y el apoyo de los productos para bebés, incluida la ropa de cama, los cojines de lactancia y de apoyo, eran lo suficientemente distintivos como para justificar su propio subcomité.

A menudo, los productos infantiles indicarán que no presentan un riesgo significativo de transpirabilidad. Pero esto puede generar confusión, porque la transpirabilidad significa cosas diferentes para cada persona, dice Michael E. Leshner, ingeniero profesional, contacto técnico de F15.19 y expresidente de la Academia Nacional de Ingenieros Forenses. “Tenemos que encontrar la manera de medir algo que no tiene una definición específica”, afirma.

Las definiciones de transpirabilidad pueden diferir, pero la mayoría coincide en que la reinhalación es una grave amenaza para los bebés que están dormidos. La reinhalación, presunto factor del SMSL, se produce cuando un lactante respira su propio aire exhalado, ingiriendo más dióxido de carbono que oxígeno. Si no se interrumpe la reinhalación, el nivel de oxígeno descenderá mientras aumenta el de dióxido de carbono, lo que en última instancia provocará la muerte. Esto puede ocurrir cuando un bebé duerme boca abajo sobre uncojín o colchón, o incluso boca arriba con la nariz y la boca obstruidas por la ropa de cama, un peluche u otro objeto blando.

“Hay demasiadas muertes de bebés que meten la cara en ropa de cama blanda donde no pueden respirar. Pueden asfixiarse por falta de oxígeno o por reinhalación de su propio CO2”, indica Don Mays, presidente del comité F15. “Es difícil probar cuál es la causa después de la muerte”.

Los estándares de transpirabilidad para bebés difieren de otros estándares de seguridad en cuanto a su impacto emocional, afirma Leshner. Junto con fabricantes, organismos reguladores del gobierno federal, laboratorios de pruebas y activistas de la seguridad, el subcomité colabora con padres que han perdido bebés por asfixia o estrangulamiento mientras dormían. “Esto es especial porque es de vida o muerte”, comenta.

Firmeza, resistencia y reinhalación

Para ayudar a determinar la transpirabilidad y firmeza de los productos infantiles, el nuevo subcomité ha adquirido tres temas de trabajo del subcomité de ropa de cama infantil (F15.19). Se trata del nuevo método de prueba de la resistencia al flujo de aire de los productos infantiles (WK84613); el método de prueba de la firmeza de los productos para bebés (WK84614); y el método de prueba para la medición de la reinhalación en materiales de cama para bebés (WK84615).

La resistencia al flujo de aire se refiere a la facilidad con la que el aire exhalado puede desplazarse a través de un producto. Un producto con una resistencia al flujo de aire baja o nula permite que el aire pase a través de él, lo que hace que dicho producto sea más transpirable. El método de prueba de resistencia al flujo de aire (WK84613) ayudaría a cuantificar la transpirabilidad y lo que es transpirable. No incluirá especificaciones de rendimiento.

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Una suposición común es que la ropa de cama blanda proporciona un entorno de sueño seguro y acogedor para los bebés, pero esto no siempre es cierto. Incluso cuando los padres siguen las orientaciones de los pediatras y las organizaciones de salud y seguridad, y colocan a los bebés boca arriba para dormir, pueden producirse muertes relacionadas con la ropa de cama blanda. Los CDC, la Comisión de Seguridad de Productos de Consumo (Consumer Protection Safety Commission, CPSC) de Estados Unidos y la Academia Estadounidense de Pediatría aconsejan colocar al bebé en un colchón firme y ajustado sin ropa de cama (ojinesc, colchas, edredones y mantas y juguetes blandos de peluche) en la cuna. Si hace frío en la habitación, los padres deben vestir al bebé con un pijama con pies.

Productos más seguros significan bebés más seguros.

Productos más seguros significan bebés más seguros.

El método de prueba de firmeza de ASTM (WK84614) establecería una prueba de firmeza para productos infantiles que no tienen forma plana, como los cojines de apoyo para bebés. El objetivo es evitar que los bebés introduzcan la cara profundamente en un objeto blando y obstruyan su flujo de aire. Una superficie firme para dormir puede ser una defensa contra la resistencia al flujo de aire y la inhalación de aire exhalado rico en CO2.

De los tres temas de trabajo, la firmeza es el primer método de prueba que abordamos. Como los colchones de cuna ya tienen su propio método de prueba en la especificación del estándar de seguridad del consumidor para colchones de cuna (F2933) del subcomité de colchones de cuna (F15.66), no formarán parte de este nuevo estándar.

El método de prueba para medir la reinhalación en materiales de ropa de cama infantil (WK84615) permitiría a los fabricantes identificar todos los riesgos de material y construcción en su mercancía juvenil. El método de prueba utilizará un modelo de respiración mecánica, gas de dióxido de carbono y un analizador de dióxido de carbono.

“No es posible saber si un producto es peligroso con solo mirarlo o tocarlo. Hay que medirlo”, explica Leshner, quien ha diseñado parte del equipo de pruebas. “Estamos midiendo tres peligros con tres métodos de prueba diferentes y proporcionando las herramientas para que los diseñadores de productos puedan examinar sus diseños a medida que los desarrollan y, así, diseñar productos más seguros”.

Agrega que creación de estos métodos de prueba es un proceso muy técnico y que, al subcomité, le gustaría contar con la participación de más expertos en la materia (ingenieros y médicos, sobre todo pediatras y neumólogos) en esta valiosa tarea.

Más allá de la ropa de cama

Como no hay garantías de que un bebé no se quede dormido en algo que no está diseñado para dormir, los nuevos métodos de prueba se aplicarían a toda una gama de artículos infantiles, como tumbonas y hamacas. La CPSC también evalúa estos y otros artículos para sentarse, como balancines, columpios y cochecitos. El objetivo es diseñar productos que mantengan seguros a los bebés aunque no se les dé el uso previsto.

“La CPSC ha estudiado los productos infantiles más blandos que pueden utilizarse para dormir y, o bien establece estándares para cambiar la forma en que los fabricantes hacen esos productos, o bien los prohíbe por completo”, afirma Mays.

Los cojines de lactancia son uno de los productos que se han visto afectados por estos esfuerzos. La CPSC define un cojín de lactancia como “todo producto destinado, comercializado o diseñado para colocar y sostener a un bebé cerca del cuerpo de su cuidador durante la lactancia o la alimentación con biberón”. Aunque estos cojines están indicados únicamente para la lactancia y se etiquetan y comercializan como tales, a veces, los bebés se quedan dormidos durante o después de comer, mientras aún están apoyados sobre ellos.

La CPSC señala que, entre 2010 y 2022, se produjeron 154 muertes y 64 lesiones de bebés en Estados Unidos como consecuencia de usar cojines de lactancia para dormir. De estas muertes, casi todas se produjeron por asfixia, sofocación, muerte súbita inesperada del lactante o SMSL.

En septiembre de 2024, el subcomité de sillas altas para bebés y sillas para enganchar para bebés (F15.16) publicó la especificación del estándar de seguridad del consumidor para los cojines de lactancia (F3669). Entre sus requisitos de seguridad figura que, para reducir al mínimo los riesgos para los lactantes, los cojines de lactancia deben tener una firmeza mayor a 10 newtons (aproximadamente, 2,25 libras) por pulgada de fuerza. Algo más blando podría permitir que la cara del bebé se amoldara a la superficie del cojín y dificultara su respiración.

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“El subcomité desarrolló los requisitos de rendimiento del estándar de seguridad para cojines de lactancia según el estudio encargado por la CPSC a la Universidad Estatal de Boise, Caracterización y prueba de productos de cojines. Con el estudio, se hizo hincapié en la importancia de la firmeza como principal medida de seguridad y del flujo de aire como medida de seguridad secundaria”, establece Jessica Doyle, presidenta del subcomité F15.16. “Por razones prácticas y de diseño, en el estándar de cojines de lactancia de ASTM, si el producto supera la prueba de firmeza, no se requiere la prueba de flujo de aire”. El subcomité sobre transpirabilidad y firmeza de productos infantiles también hace referencia al estudio de Boise State.

Con este estudio, financiado por la CPSC, se analizó el riesgo de lesiones o muerte de los lactantes a causa de los cojines de apoyo y de lactancia. El trabajo fue dirigido por la dra. Erin Mannen, profesora adjunta de ingeniería mecánica y biomédica de Boise State y directora del Laboratorio de biomecánica aplicada infantil de Boise. Entre las conclusiones de su equipo, figuraba que los productos que carecían de firmeza tenían más probabilidades de tapar o bloquear la nariz y la boca del bebé, lque provocaba un riesgo de asfixia, y que un producto firme tenía menos probabilidades de sellar las vías respiratorias del bebé.

Complicaciones y consideraciones

No sorprende que, en un tema tan complejo y amplio como la firmeza y transpirabilidad de los productos para lactantes, aparezcan complicaciones y consideraciones.

“La aplicación unilateral de estos requisitos a diversas categorías de productos tiene amplias implicaciones, porque cada producto es único y tiene características diferentes, y distintas formas en que el niño puede ocupar el espacio e interactuar con el producto”, manifiesta Lisa Trofe. Es directora ejecutiva de la Asociación de Fabricantes de Productos Infantiles y presidenta del subcomité de ropa de cama infantil. “Debemos ser muy conscientes de cómo aplicamos estos estándares de firmeza y transpirabilidad a los productos”.

Trofe añade que los portabebés de mano, que hacen las veces de sillas para auto, tienen un ámbito de aplicación ligeramente distinto al de otros productos infantiles. Cuando se utilizan como sillas para auto, los portabebés de mano están regulados por la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en Carretera (National Highway Traffic Safety Administration, NHTSA) de Estados Unidos.

“La espuma y los materiales utilizados en los portabebés están diseñados para ofrecer protección en caso de un accidente con el auto”, explica Trofe. “Atenuarlos para cualquier uso fuera del automóvil es preocupante si pueden afectar potencialmente la seguridad de un niño cuando el portabebés se utiliza dentro del vehículo”.

Además de las consideraciones sobre cómo un cambio en los materiales podría afectar al rendimiento de un producto, hay que tener en cuenta las pruebas y el costo. Según Leshner, el costo de una prueba de reinhalación de CO2 en un laboratorio es de 16 000 dólares por prueba. A este precio, solo los grandes fabricantes pueden permitirse someter sus productos a pruebas; las empresas más pequeñas no podrán. Uno de los objetivos de Leshner para el subcomité es fabricar equipos de pruebas que puedan realizar estas pruebas a un costo razonable.

También están los mismos resultados de las pruebas. Un producto podría obtener altas puntuaciones por su firmeza pero podría tener un flujo de aire deficiente, con el consiguiente riesgo de reinhalar altos niveles de dióxido de carbono, afirma Mays.

“Comprender los peligros potenciales es difícil”, afirma Leshner. “Algunos piensan que se trata de obstrucciones mecánicas. Algunos creen que el problema es el aliento exhalado. Es más complejo que eso. Pueden ocurrir dos peligros distintos al mismo tiempo y hay que abordar ambos”.

Gracias a los esfuerzos del subcomité sobre firmeza y transpirabilidad de los productos infantiles, las empresas podrán gestionar esos riesgos y otros. El objetivo de estos y futuros estándares es reducir, si no eliminar, los posibles peligros, lesiones y muertes, y permitir a los fabricantes diseñar productos infantiles más seguros.

“Incluso si reducimos las víctimas mortales a una cierta cantidad, sigue siendo inaceptable”, expresa Leshner. “No hay un final para la búsqueda de peligros y a la comprensión de cómo prevenirlos”.

Si desea obtener más información sobre el subcomité de firmeza y transpirabilidad de productos infantiles (F15.12) o si quiere formar parte de él, póngase en contacto con Molly Lynyak, directora de personal.

Kathy Hunt es una periodista radicada en la costa este de Estados Unidos.

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Enero/Febrero
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