Toma de muestras representativas del cannabis
Un problema crítico en el creciente sector del cannabis y el cáñamo es cómo tomar una muestra representativa de un cultivo para realizar pruebas. Aquí viene la ayuda.
Durante los últimos 20 años, la opinión pública sobre el cannabis ha dado un giro lento, pero constante. Alguna vez considerado una puerta de entrada hacia el consumo de otras drogas, el cannabis hoy recibe elogios por su capacidad de ayudar a controlar el dolor, regular las convulsiones y ayudar con la ansiedad y los trastornos del sueño. Recetada por médicos y usada por más de dos millones de pacientes estadounidenses en 2018, la marihuana medicinal ha adquirido popularidad.
Hasta el momento, son 46 los países que han legalizado el cannabis medicinal. De ellos, más de 30 también han despenalizado su uso recreativo. Cuatro países, incluido Canadá, además de once estados de Estados Unidos y Washington D.C., han legalizado la marihuana tanto para uso recreativo como con fines medicinales. Se espera que otros países y estados sigan sus pasos.
Lo mismo ha sucedido con el cáñamo. Esta variedad de cannabis que se usaba en textiles en la antigüedad ha adquirido un amplio reconocimiento gracias a sus resistentes fibras celulósicas y leñosas, aceite saludable, rápido crecimiento y capacidad para controlar la erosión. En la actualidad, más de 30 países, incluido Estados Unidos, producen cáñamo industrial.
El incremento en el uso significa un aumento en la producción que, a su vez, necesita estándares para tomar muestras y realizar pruebas sobre los lotes de cannabis con el propósito de garantizar la calidad del producto y la seguridad del consumidor. A fin de abordar esta necesidad, el subcomité sobre laboratorios (D37.03), que forma parte del comité sobre cannabis (D37), está desarrollando 26 estándares de pruebas y relacionados con laboratorios, que incluyen la práctica para la toma de muestras de lotes de cannabis/cáñamo poscosecha para realizar análisis de laboratorio (WK64336). El estándar propuesto describe cómo recopilar muestras representativas de la inflorescencia del cannabis/cáñamo (la parte de la planta que florece, incluidos el tallo y pedúnculo) para realizar análisis de laboratorio después de la cosecha.
Complejidades de la toma de muestras poscosecha de los lotes
Desarrollar estándares para el cannabis no es una tarea sencilla. El cannabis es un género de planta complejo con dos variedades principales: cannabis sativa y cannabis indica. Las plantas contienen una gran variedad de compuestos químicos, entre ellos, los conocidos cannabinoides tetrahidrocannabinol (THC) y cannabidiol (CBD). El THC y CBD, los cannabinoides más predominantes y comunes, son sumamente similares en cuanto a composición molecular. Aun así, el THC genera una exaltación o sensación de euforia que el CBD no. Dado que el CBD tiene algunos de los beneficios terapéuticos del THC, pero ninguno de sus efectos psicoactivos particulares, se utiliza para el tratamiento de una amplia gama de trastornos de salud.
Dentro de una planta dada, la cantidad de cannabinoides presente puede depender de diversos factores, lo que incluye el género de la planta, la cepa individual, la temperatura, el agua, la luz del sol, las condiciones del suelo y la exposición de la planta a sustancias químicas. La ubicación de los cannabinoides en la planta también puede variar. Los niveles de THC pueden ser superiores en los capullos, pero inferiores en los tallos de una planta determinada. No obstante, en una planta vecina de la misma variedad, puede darse a la inversa.
Como consecuencia de estas irregularidades, acumular muestras representativas puede ser difícil. David Vaillencourt es el secretario de registro del subcomité sobre laboratorios, director ejecutivo de GMP Collective y miembro de la Sociedad Internacional de Ingeniería Farmacéutica. Él señala que, de manera similar a los tomates, que crecen con formas y tamaños ligeramente diferentes, el cannabis varía no solo entre una cosecha y otra, sino también de una planta a otra. “Debemos recordar que este es un producto natural. Por lo tanto, tenemos que crear un tamaño de lote que nos permita tomar una muestra representativa ayudando a homogeneizar o eliminar cierto grado de esa variabilidad”, comenta.
El tamaño del lote de muestra también puede ser problemático, en especial, para los productores. En la toma de muestras, el productor debe perder una parte de su cosecha con valor financiero. Lo que se incluya en un lote para muestreo no se puede vender. Cuanto más grande sea la muestra, más producto y dinero pierde el productor. El subcomité todavía está analizando el tamaño real de los lotes poscosecha, y el estándar publicado incluirá una cantidad apropiada sugerida.
Otra complejidad es que la definición de un lote de cosecha de cannabis/cáñamo presenta diferencias a lo largo del territorio de los Estados Unidos. De acuerdo con el Departamento de Protección al Consumidor de Connecticut, un lote es “una cosecha específica de marihuana o productos de marihuana que puede identificarse por número de lote”. Mientras tanto, la legislación de California lo describe como una “cantidad específicamente identificada de flores o recortes secos, hojas y demás partes de la planta del cannabis que son uniformes en cuanto a cepa, se cosechan al mismo tiempo y, si corresponde, se cultivan con los mismos pesticidas y demás agroquímicos y se cosechan al mismo tiempo”.
Cary Black, director ejecutivo y consultor principal de CK Black Group y presidente del subcomité D37 sobre acreditación, certificación y capacitación (D37.06), está trabajando en este estándar, entre muchos otros. Él hace énfasis en estas discrepancias. “En este momento, el panorama se asemeja al ‘Lejano Oeste’. Los distintos estados cuentan con reglamentaciones y protocolos diferentes. Muchas veces, los análisis que realizan los laboratorios son muy diferentes. Podríamos enviar un lote de cannabis a tres laboratorios distintos y obtener tres resultados diferentes. La toma de muestras estandarizada ha sido una necesidad evidente desde el comienzo. Reduce al mínimo la probabilidad de propagación de errores. Es muy importante para la precisión y comprensión del contenido de su producto y de lo que las personas introducen en sus cuerpos”, dice Black.
Mejores prácticas para la toma de muestras de cannabis/cáñamo
Para determinar una mejor práctica para tomar muestras de cannabis, el subcomité primero definió una serie de pasos a seguir. El documento WK64336 contempla estos.
En primer lugar, la persona que toma las muestras debe tener acceso a la totalidad del lote poscosecha. Esta persona luego toma muestras aleatorias del lote de cannabis cosechado, evaluando de forma visual las muestras para cerciorarse de que representen el lote entero. Si los capullos de cannabis parecen uniformes en color y estado, puede continuar tomando muestras. Si algunos presentan un aspecto amarronado y deteriorado, mientras que otros están verdes y frescos, se debe interrumpir la toma de muestras en este momento. Desde una perspectiva visual, se ha perdido la representatividad.
“Siempre existe una verificación constante de la naturaleza representativa del lote desde un punto de vista visual”, aclara Black. “La representatividad debe mantenerse a medida que las muestras llegan al laboratorio. Es necesario homogeneizarlas de manera apropiada y utilizar las mismas técnicas para no introducir sesgos. El resultado final es una muestra representativa de las características del lote en cuestión. Realmente estamos intentando reducir al mínimo la introducción de errores, por lo menos en la etapa de la toma de muestras”.
Qué revelan las pruebas del cannabis
Al realizar pruebas en lotes poscosecha, los laboratorios analizan la potencia de los cannabinoides, en particular, la del THC. En los Estados Unidos, donde la legislación federal clasifica al THC como una sustancia controlada conforme al Anexo 1, el nivel de potencia legal del THC es menor al 0.3 %. Todo cultivo que supere el límite legal del THC se considera un “cultivo caliente” (o “hot crop”). Este tipo de cultivos no se puede usar para consumo humano y debe destruirse. En caso de no hacerlo, el productor deberá pagar multas y podría ser sometido a un proceso judicial.
Otros países disponen de reglamentaciones mucho menos estrictas con respecto de la potencia de los cannabinoides. En los Países Bajos, donde el gobierno supervisa la distribución del cannabis medicinal a través de la Oficina de Cannabis Medicinal, las cantidades de THC toman como base la necesidad de cada paciente. El cannabis, que se receta en los Países Bajos para una diversidad de afecciones que incluyen el cáncer y los tics provocados por el síndrome de Tourette, puede tener un nivel de THC desde el 1 % hasta el 22 %.
Además de la concentración de cannabinoides, las pruebas de laboratorio de los lotes poscosecha determinan la actividad microbiológica, lo que incluye la presencia de moho, hongos y bacterias en el cannabis. Asimismo, indican la concentración de trazas de metales, pesticidas y terpenos. Como parte de los aceites esenciales de las plantas, los terpenos otorgan al cannabis su fragancia y sabor complejos.
Black menciona que son diversos los factores que pueden afectar a la planta y su utilidad. “Existen muchas fracciones de tóxicos potenciales que podrían asociarse con pesticidas. La planta en sí misma tiene una propensión absorbente muy alta a atraer los metales pesados del suelo en el que crece. Es tendiente al crecimiento de moho y la presencia de aflatoxinas. Todos estos elementos representan peligros significativos para los consumidores. Es de suma importancia que se realicen análisis apropiados y que los lotes de muestra sean representativos a fin de garantizar la seguridad del consumidor”, afirma.
En última instancia, las pruebas de laboratorio y sus resultados pueden influir en el control de calidad del cannabis y los requisitos reglamentarios. Esta tarea puede proporcionar transparencia y veracidad en el etiquetado, dos cuestiones que están ausentes en el mercado actual del cannabis, según Darwin Millard, copresidente del subcomité sobre cáñamo industrial (D37.07) y fundador y propietario de TSOC LLC.
De acuerdo con Millard, otro obstáculo para la industria del cannabis es que no siempre ayuda a los consumidores a tomar decisiones sensatas y con conocimiento de causa. En la actualidad, la industria realiza pruebas para detectar el nivel de THC, pero no siempre analiza el contenido de CBD. Como consecuencia, los niveles de CBD pueden fluctuar en gran medida, ya que los productores brindan información imprecisa sobre los niveles de CBD presentes en sus productos, lo que lleva a que los consumidores crean que el contenido de CBD es mayor o menor que lo que en realidad es.
Un estudio realizado en 2019 por Ellipse Analytics, con sede en Denver, Colorado, reveló que más de la mitad de los 240 productos analizados en su laboratorio no tenían indicación de la cantidad de CBD por parte del productor. En muchas instancias, el contenido CBD era total o casi totalmente inexistente. En algunos casos, sin embargo, el producto tenía hasta seis veces la cantidad de CBD señalada en su etiqueta.
“Una cosa es exigir determinada información en una etiqueta, pero si los datos no son representativos del producto que está adentro del envase, ¿qué sentido tiene? Este estándar sobre la toma de muestras es tan solo una parte de un grupo más grande de estándares que se pueden usar para respaldarse entre sí con el propósito de garantizar la calidad del producto y la salud y seguridad para el ambiente y el público”, señala Millard.
“Conforme la legalización federal y el mayor consumo de cannabis se vuelven predominantes, la necesidad de transparencia se torna crítica”, dice Black. “Como consultores/partes interesadas en la industria y creadores de los estándares, estamos trabajando con personas de cada estado y en el plano federal para unir todas estas disparidades en un todo unificado. Esta unificación se verá impulsada por la estandarización y respaldará la transparencia”.
Una parte integral de una serie más grande de estándares
Si bien es valioso en sí mismo, el estándar sobre la toma de muestras propuesto (WK64336) desempeña una función igual de importante dentro de una serie de estándares propuestos en el marco del subcomité sobre laboratorios. Dentro de esta serie, se halla la práctica propuesta para la toma de muestras de lotes de cosecha en el campo y a granel de cannabis para realizar análisis de laboratorio (WK73730). Este estándar propuesto detalla las estrategias para la toma de muestras en el campo, antes de la cosecha. Incluye procedimientos diseñados para minimizar la variabilidad intrínseca del cannabis cultivado.
Otro estándar propuesto relacionado es la guía para la toma de muestras representativas de extractos y derivados del cannabis para realizar pruebas analíticas (WK64646). Según Black, el elemento de trabajo abarca estándares de muestreo típicos de control de calidad basados en la fabricación, según se definen por los estándares tradicionales de planes de muestreo militares y se codifican en los documentos del Instituto Nacional Estadounidense de Estándares (American National Standards Institute, ANSI)/la Sociedad Estadounidense de la Calidad (American Society for Quality, ASQ) (ANSI/ASQ Z1.4 y ANSI/ASQ_Z1.9). El subcomité hace referencia a estos estándares ANSI/ASQ en el documento WK64646. De manera similar al estándar propuesto sobre la toma de muestras de lotes de cosecha en el campo y a granel, este estándar propuesto busca minimizar la falta de homogeneidad en el cannabis.
“Esperamos promover una forma de tomar muestras que optimice la representatividad del ejercicio de muestreo, teniendo en cuenta las áreas que generan más variabilidad en los resultados de las pruebas, como la potencia y la fitoquímica”, comenta Black.
Añade que se está trabajando en estándares sobre la toma de muestras para semillas de cáñamo, que se clasifican dentro del ámbito del subcomité sobre cáñamo industrial (D37.07). El grupo que desarrolla el WK64336 está trabajando con este subcomité y algunos otros para garantizar la armonización entre los estándares sobre la toma de muestras de cannabis de ASTM.
“En lo que respecta a la estandarización de la industria del cannabis, se necesita una gran cantidad de análisis y muchos datos científicos para verificar la seguridad del producto”, explica Black. “A medida que la industria evolucione, será necesario seguir determinadas pautas de seguridad, ya sean establecidas por la FDA, la UE u organismos similares. Cuanto más podamos hacer para estandarizar estos elementos, menos inconvenientes tendremos al pasar a ser una industria regulada”.
“Algo que afrontamos casi todos los días, conforme avanzamos en el proceso de desarrollo de estándares, es la necesidad de un estándar de respaldo o investigaciones de apoyo e iniciativas de desarrollo”, dice Millard. “Esta es tan solo la punta del iceberg, por así decirlo. La tarea acaba de empezar. Necesitamos ayuda y precisamos que expertos en la materia que tengan la pasión y el impulso de moldear esta industria se unan a ASTM International y al comité D37”.
El comité y los subcomités se reúnen, de manera oficial, dos veces al año. No obstante, se llevan a cabo reuniones ad hoc con los miembros involucrados en el proceso de desarrollo de estándares a lo largo de todo el año. Si le interesa ser parte de la conversación acerca de los estándares sobre el cannabis y brindar asistencia en su desarrollo, comuníquese con Robert Morgan, ASTM (+1.610.832.9732).
Kathy Hunt es una periodista y autora que reside en la costa este.